Las etapas de crecimiento y desarrollo de los niños son complejas y, dependiendo de la edad del niño, su capacidad para expresarnos sus emociones o malestar pueden ser limitadas, por eso, debemos estar atentos a determinadas señales que puedan sugerirnos que existe un problema, así como a la capacidad del menor de encajar determinadas situaciones vitales que, en ciertas edades pueden resultar desbordantes confusas o incluso, traumáticas (separación de los padres, fallecimiento de un ser querido, cambio de casa o colegio, etc.)

Entre estas señales de alarma que pueden llevarnos a sospechar que existe algún problema que deba ser atendido por un profesional de la psicología podemos distinguir 5 grandes grupos:

Síntomas cognitivos y/o de aprendizaje:

  • Problemas de atención, de concentración y de lectoescritura
  • Lentitud en el desarrollo del lenguaje o del habla
  • Falta de respuestas emocionales apropiadas

Síntomas comportamentales

  • Hiperactividad
  • Reacciones agresivas
  • Rebeldía excesiva
  • Problemas para conciliar el sueño
  • Pesadillas frecuentes o terrores nocturnos
  • Miedo intenso
  • Comportamientos extraños
  • Comportamiento regresivo (el niño tiene conductas de edades anteriores)
  • Se hace pis en la cama a edades avanzadas
  • Hiperactividad
  • Conductas repetitivas y obsesivas
  • Quejas frecuentes de dolores estomacales, dolores de cabeza u otros síntomas físicos.

Síntomas emocionales

  • Ausencia de respuesta emocional o reacciones emocionales no apropiadas a la situación
  • Irritabilidad frecuente
  • Desánimo la mayor parte del tiempo

Síntomas psicológicos

  • Escuchar voces o hablar solo
  • El niño dice ver cosas inexistentes

Síntomas en lo relativo a sus relaciones

  • Excesiva agresividad
  • Aislamiento
  • Retraimiento y problemas de relación social

No debemos olvidar que, cada etapa madurativa, conlleva unos parámetros de “normalidad” pero que, en general, estos síntomas pueden ser indicadores de que algo le pasa al niño, y puede ser recomendable consultar a un especialista para salir de dudas y empezar un tratamiento si fuera necesario.

La detección precoz de determinados trastornos o problemas psicológicos en edades tempranas es fundamental para poder ofrecer al niño un tratamiento eficaz que puede condicionar muy positivamente su futuro. No debemos olvidar que, algunos problemas, de no ser abordados a tiempo pueden tener consecuencias muy negativas en su desarrollo y en su bienestar; dado que la infancia y la adolescencia son etapas decisivas en el desarrollo de cualquier persona y determinan el bienestar en la vida adulta.

 

Psicóloga, Alejandra Kaminski R.